«Chile a Escala» se une a las consultas ciudadanas y a las videollamadas que ya dispone la iniciativa impulsada por ambas casas de estudio, y que ya suman la participación de más de 20 mil personas en 300 comunas del país. Esta nueva modalidad de participación, que se realizará entre junio y septiembre, busca reunir a 15 mil personas para conversar sobre el país que anhelan. Los resultados serán sistematizados en una serie de documentos que se entregarán a las autoridades para así contribuir en la discusión de las políticas públicas.

Una nueva instancia de participación lanzó Tenemos que Hablar de Chile, la plataforma de conversación y encuentro ciudadano impulsada por la Universidad de Chile, la Universidad Católica y 41 organizaciones, junto a un equipo de 36 consejeros y consejeras de diversas áreas. Se trata de Chile a Escala, proceso que busca congregar a 1 de cada mil habitantes, y así registrar y representar de la forma más rigurosa posible lo que ocurriría si todo el país fuera parte de una gran conversación a través de videollamadas.

Si en Chile viven cerca de 15 millones de ciudadanos mayores de 18 años, el proyecto busca convocar, entre junio y septiembre, a 15 mil personas. Este mecanismo de participación se suma a los otros dos que ya está realizando la plataforma Tenemos Que Hablar de Chile: conversaciones digitales y consultas ciudadanas abiertas a todos y todas quienes quieran participar, y que ya suman más de 20 mil participantes en 300 comunas de Chile.

“Queremos salir a buscar esa diversidad de realidades de nuestro país. Una buena participación no sólo es masiva y de puertas abiertas, si no que también busca representatividad y transversalidad. Ese es el desafío que estamos abordando”, indica Hernán Hochschild, director ejecutivo de Tenemos que Hablar de Chile.

Las personas serán invitadas a participar buscando representar las diferentes realidades de Chile en términos etarios, geográficos, de género e ingresos, entre otras variables. Para eso, se construyó una gran base de datos con miles potenciales participantes basada en información de estudios con foco académico y que fueron compartidas por organizaciones de la sociedad civil, universidades y centros de investigación. Para eso se formó un equipo de gestores de participantes que se pondrá en contacto con ellos mediante correo electrónico, mensajería de texto y llamados telefónicos.

Una vez convocadas, las personas conversarán a través de plataformas digitales en grupos de 5 a 6 por aproximadamente una hora y media, donde el tema central es el país que quieren construir en los próximos 10 años; las cosas que hay que mejorar, cambiar y mantener en Chile; y los compromisos que están dispuestos a adquirir para hacerlo posible.

La metodología estuvo a cargo del Laboratorio de Innovación Pública (LIP) de la U. Católica, con una lógica de reconocer divergencias y ayudar a lograr los aspectos comunes, mientras que los resultados del proceso serán sistematizados por el Instituto de Argumentación de la U. de Chile y plasmados en una serie de documentos que serán entregados a las autoridades, parlamentarios y opinión pública. En paralelo, por los distintos temas que surjan, se formarán mesas compuestas por expertos y expertas en el área. Las ideas que surjan, serán convertidas en propuestas concretas, para poder incidir en la discusión y diseño de políticas públicas.

Constanza Ihnen del Instituto de Argumentación de la U. de Chile destaca que la sistematización involucra organizar dos procesos. «El registro de opiniones se realiza durante los diálogos, atravesados de un protocolo de anotación que los facilitadores deben seguir rigurosamente. Luego del primer proceso, aplicamos un algoritmo de procesamiento de lenguaje natural (…) Es una metodología que permite conocer y procesar lo que las personas piensan en contextos de intercambio dialógico con otras personas que no son de su círculo directo. En este sentido, estamos siendo pioneros en un campo que entrecruza desarrollos de inteligencia artificial y análisis de discurso argumentativo al servicio de la participación ciudadana”.

Valentina Rosas, subdirectora de Tenemos Que Hablar de Chile, señala que de esa forma buscan “generar resultados interesantes. Queremos generar un documento que sistematice esta gran reflexión ciudadana y que refleje las prioridades, los anhelos y los sueños de quienes participen y que tienen para Chile en las próximas décadas”.

A través de este mecanismo, por primera vez, 15 mil personas a lo largo de todo el territorio podrán ser parte de un proceso de participación ciudadana único en la historia de Chile a través de videollamadas, en tiempos de crisis sanitaria y tras un estallido social que gatilló la necesidad de conversar sobre los malestares, anhelos y compromisos de cara al futuro.