El equipo de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Tarapacá (UTA) trabajó en el desarrollo de esta nueva tecnología estudiando una colección de cerca de 400 microorganismos que crecen en ambientes extremos de radiación UV.
Luego de cuatro años de trabajo, el equipo de investigadores perteneciente al Departamento de Recursos Ambientales de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Tarapacá, logró obtener la concesión de dos patentes de invención ante el Instituto de Propiedad Industrial (INAPI), se trata de un bioestimulante y un biofungicida basadas en la bacteria Pseudomonas lini cepa S57. Las patentes permitirán proteger estas nuevas tecnologías que se enfocan en el crecimiento de plantas y su protección ante plagas, siendo una alternativa sustentable ante el uso de productos químicos industriales.
El equipo de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la UTA está conformado por Germán Sepúlveda, doctor en Fitopatología, Patricio Muñoz, doctor en Biotecnología, además de la ingenieras agrónomas Steffany Cárdenas y Mabel Arismendi, quienes desarrollaron el prototipo de esta nueva tecnología que tiene su origen en un microorganismo endémico de la Región de Arica y Parinacota, el cual es capaz de tolerar ambientes extremos de radiación UV y condiciones salino-bóricos típicos de la precordillera, siendo una bacteria que de forma natural permite el crecimiento de plantas y las protege de patógenos como los hongos.
“Uno puede detectar un microorganismo con potencial y luego de varios ajustes biológicos y tecnológicos, podemos llegar a una formulación, que es una presentación comercial de un insumo o ingrediente activo. Desde que detectamos esta bacteria, que es parte de una colección de cerca de 400 microorganismos que tenemos en el laboratorio, desarrollamos una serie de ensayos para ver algunos parámetros como la acidez, la disponibilidad de nitrógeno o la temperatura para generar biomasa, si bien la bacteria puede crecer en un medio u otro, existe un medio en el que la pudimos optimizar y eso nos permitió generar muchos miligramos de biomasa por litro, lo que finalmente formulamos y presentamos a la comunidad de usuarios. Este producto, que tiene una alta resistencia a la salinidad, puede ser aplicado por aspersión o por riego, donde puede ir acompañada de otros fertilizantes, por lo tanto, es una aplicación relativamente barata, práctica y viable”, explicó el Dr. Sepúlveda.
Patente y protección
Sobre este importante hito, el coordinador general de OTL UTA, Cristian Cuevas, explicó que “la protección de esta tecnología le confiere derechos exclusivos en la comercialización del invento a la UTA durante 20 años. Por tanto, la patente es un activo importante para las universidades, pues permite transferir una tecnología que habilita ventajas competitivas al sector productivo, y que podría significar en réditos tanto a la institución, como a los titulares de la invención, por medio de licenciamientos, contratos, etc., para fines de fortalecimiento de las mismas capacidades tecnológicas de la institución”.
Agregó que este es el resultado de un trabajo colaborativo entre investigadores, stakeholders y la Oficina de Transferencia y Licenciamiento de la UTA, la que se encuentra en su primer año de desarrollo para el fortalecimiento del portafolio tecnológico de la Universidad.
Por su parte, el director de la Dirección General de Investigación e Innovación, el Dr. Rodrigo Ferrer, agregó que “este es un hito que permitirá contribuir a aumentar el nivel tecnológico de la región, ayudando a los agricultores con una solución alternativa al uso de otros productos que puedan dañar el ecosistema. Esperamos que con estas nuevas patentes, el trabajo del equipo a cargo de esta tecnología pueda continuar sus investigaciones y desarrollen otros hitos tecnológicos enfocados en la agricultura”, comentó.
Cabe destacar que tanto el bioestimulante como el biofungicida se encuentran actualmente en tramitación de solicitud para una patente en la Oficina de Patentes y Marcas Registradas de Estados Unidos (USPTO).