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Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) han tenido un impacto grave en estudiantes universitarios. Factores como el estrés académico, cambios de rutina y la influencia de redes sociales agravan esta problemática. Los especialistas destacan la importancia de la detección temprana y el tratamiento integral.

Según un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad Católica (UC), el 75% de las personas que buscan atención por Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) tienen entre 10 y 25 años, lo que refleja la magnitud de esta problemática en adolescentes y jóvenes adultos. Además, expertos comentan que este fenómeno puede ser agravado por la exposición a material perjudicial en redes sociales, como el contenido pro-anorexia (pro-ana) y pro-bulimia (pro-mia), que promueven conductas dañinas.

¿Qué son los TCA?

Los Trastornos de Conducta Alimentaria son trastornos psicológicos que pueden afectar desde una enfermedad física hasta la estabilidad emocional. Según el psicólogo y académico de la Universidad de La Serena, Sebastián Maluenda, el TCA más común de la literatura es la anorexia nerviosa.

Afectan específicamente a la apariencia y al peso y también la parte psicológica de los pacientes. Existe un desorden o una alteración en los patrones del sujeto donde se puede variar en disminuir la cantidad de alimentos, en realizar ciertas conductas de forma excesiva con los objetivos de bajar o disminuir el peso corporal.

Los TCA principalmente provienen de la adolescencia. Sin embargo, la etapa universitaria es un periodo crítico para ser desarrollado debido a cambios drásticos en la rutina, el aumento del estrés académico y la percepción social.

Redes sociales y su impacto en los TCA

En la era digital, las redes sociales desempeñan un rol crucial en la percepción de la imagen corporal. Mónica Jerez, académica de Nutrición y Dietética de la Universidad de Los Lagos, comenta cómo estas plataformas, con un énfasis en la apariencia física, influyen en la relación de los jóvenes con la comida.

Hay mucha información en términos de alimentación, consejos, tendencias alimentarias y dietas de moda (…) La autoindicación de dietas puede contribuir a la problemática de los trastornos de la conducta alimentaria.

Contenido pro-ana y pro-mia

En internet también se puede encontrar contenido pro-ana (pro-anorexia) y pro-mia (pro-bulimia), que suponen un peligro para quienes padecen o están en riesgo de un TCA. Estos espacios digitales abarcan blogs, foros, perfiles, redes sociales y aplicaciones móviles.

En estas plataformas, se comparten “trucos” para ocultar la enfermedad, mensajes que refuerzan conductas autodestructivas, o que generan una percepción negativa del cuerpo. Sebastián Maluenda menciona que estas páginas, pro-ana y pro-mia, que antes se encontraban en internet, ahora se han movido a plataformas de libre acceso.

La información que se comparte en estas páginas puede llevar a los jóvenes a desarrollar o mantener un TCA.

La académica Mónica Jerez complementa esta visión al señalar que «mucha de la información que se entrega mediante redes sociales o por influencers se aleja bastante de la realidad de tener un asidero científico en las recomendaciones que hacen».

Trabajo integral ante un TCA

Ante un Trastorno de Conducta Alimentaria el tratamiento debe ser tratado de forma interdisciplinaria e integral, involucrando tanto a profesionales de nutrición como de salud mental, entre otros. Además, Maluenda enfatiza la importancia de trabajar no solo con los pacientes.

Es importante intervenir en la familia, ya que gran porcentaje del tiempo lo pasan con ellos y una de las causas suelen ser los patrones no adecuados.

Por su parte, Jerez explica que la etapa universitaria ya puede ser un periodo tardío para abordar estos trastornos, ya que generalmente comienzan en la adolescencia o incluso antes. Lo anterior, refuerza la necesidad de estrategias preventivas y de promoción de la salud desde edades más tempranas.

Si estás en una situación relacionada con un Trastorno de la Conducta Alimentaria, te recomendamos acercarte a la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE) de tu universidad para pedir ayuda.