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Investigadoras de la casa de estudio lideran proyecto que buscará revalorizar y dar un uso innovador a las algas que se recolectan en el borde costero de toda la región.

La extracción de algas en los últimos años ha resultado más rentable que la pesca y por eso mismo muchas comunidades se han dedicado a la recolección de este recurso marino. El paradero final de este ejemplar se encuentra al otro lado del continente, precisamente en China, Japón y Francia, donde las utilizan para producir espesantes alimenticios, cosméticos, fármacos y comida para animales.

El enfoque de la investigación que lideran las investigadoras de la Universidad de Antofagasta María José Larrazábal y Patricia Echeverría trata de revalorizar residuos de los procesos algueros que se ejecutan en el litoral, para después incorporarlos en nuevos ciclos productivos. Y así reducir la generación de restos de algas que puedan contaminar el medioambiente.

En cuanto a la recolección de algas en la zona, la bióloga marina, Patricia Echeverría, comenta que “lo que se hace actualmente es picar las algas y mandarlas en un saco a China. Con este proyecto buscamos aumentar el valor de estos productos, los cuales serán demandados por diferentes consumidores, por ende, generará mayor sustentabilidad y diversificación al rubro alguero”.

La mirada regional que tiene el proyecto patrocinado con el Fondo de Innovación para la Competitividad es establecer una mayor apertura en la utilización y recolección de algas en Antofagasta. También incentivar actividades económicas en la región. “Esto se puede lograr si está bien solventado con características de tecnologías e innovación. Además, para explotar nuevos recursos es necesario agregar innovación y con eso se otorga el valor agregado”, profundiza Echeverría.

Para las investigadoras de la Universidad de Antofagasta, el aporte de la academia es de vital importancia, ya que entrega una investigación sobre productos regionales que permite generar nuevos conocimientos y a la misma vez un futuro uso potencial.

En esta línea, la doctora María José Larrazábal, académica de la UA, detalla que “desde la academia se puede aportar con investigación aplicada a la resolución del problema y aprovechamiento de algunas oportunidades que se puedan traducir en innovación sustentable relacionadas a organizaciones civiles”.

“La academia deberá llevar la divulgación científica técnica hacia toda la comunidad con sus distintos públicos. Así contribuir en el conocimiento y educación de niños, jóvenes, adolescentes, adultos y profesionales”, concluye la investigadora del proyecto.