La UOH logró el financiamiento de cuatro proyectos en las áreas de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales; Ciencias Sociales y Ciencias de la Ingeniería, por un monto de 875 millones de pesos.
La Universidad de O’Higgins lideró la adjudicación de proyectos del Fondo de Innovación para la Competividad (FIC) del Gobierno Regional de O’Higgins, aprobando cuatro proyectos de investigación en las áreas de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales; Ciencias Sociales y Ciencias de la Ingeniería, por un monto de 875 millones de pesos.
Estos resultados permitirán a la casa de estudios regional, desarrollar investigaciones en temas como la mosca de alas manchadas Drosophila suzukii, la eco innovación agroalimentaria, la promoción de la innovación a través de la atracción de Inversión Extranjera Directa (IED) y el uso de nuevas tecnologías de agricultura de precisión en el proceso productivo de la cereza.
Para el Rector de la Universidad de O’Higgins, Rafael Correa “este resultado nos enorgullece como Universidad, ya que hemos logrado que cuatro importantes proyectos de investigación puedan contar con recursos para su desarrollo. Dichos proyectos son de gran relevancia para la región y el país. Agradecemos, como siempre, la buena disposición y el apoyo que hemos recibido del Gobierno Regional y del Consejo Regional de O’Higgins”.
Cabe destacar que el Fondo de Innovación para la Competitividad es una asignación anual de recursos que recibe el Gobierno Regional para potenciar el desarrollo económico de la región, mediante la ejecución de proyectos de investigación que generan conocimiento aplicable a los sectores productivos, aumentando así las oportunidades de desarrollo y calidad de vida de las personas.
Plagas y Eco Innovación
La primera de las propuestas del ámbito agroalimentario, tiene que ver con la reciente llegada a Chile de una plaga que afecta a importantes cultivos frutícolas. Según explica la Dra. Paula Irles, académica del Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ICA3), a cargo del proyecto “Drosophila suzukii: Plaga presente, futura convivencia”, el objetivo es identificar y caracterizar las variables climáticas, paisajísticas y la fenología de la plaga, para establecer y validar un sistema de soporte de decisión que permita realizar estrategias de control oportunas y de mínimo impacto para la mosca de alas manchadas. “El resultado será una herramienta de apoyo a la toma de decisiones de pequeños y medianos productores frutícolas de la Región de O´Higgins”, explica.
La investigadora manifiesta que, desde su llegada al sur del país en mayo de 2017, el comportamiento de la mosca Drosophila suzukii en nuestra región ha sido más bien errático. “El SAG validó su presencia a comienzos del año 2019 y desde mayo de ese año hasta febrero de 2020 no tuvimos nuevas capturas. Esto limitó el estudio del comportamiento de la plaga en la región”, señala la Dra. Irles.
En el proyecto FIC que actualmente se ejecuta, el objetivo principal ha sido mitigar el impacto económico y social de la llegada de la plaga, preparando a la región y a los productores de cereza, arándano, uva de mesa y frambuesa y otros interesados, sobre el reconocimiento de la especie, monitoreo y trampeo y facilitando un laboratorio de diagnóstico regional.
Agrega que en febrero de este año “detectamos en huertos beneficiarios de ciruelo y frambueso, fruta infestada por Drosophila suzukii, lo que llevó al Servicio Agrícola y Ganadero a declarar la plaga presente en la Región. Esto significa que nos encontraremos en las siguientes temporadas con densidades poblacionales importantes que pueden llevarnos a daños económicos, como ya se señalan para las regiones de Ñuble y más al sur”.
Por eso, la Dra. Irles asegura que el proyecto recientemente adjudicado “es de gran importancia regional debido a que da continuidad para efectuar estudios poblacionales de la plaga en O’Higgins, los cuales se desconocen hasta ahora”. Agrega que la nueva investigación permitirá determinar la dinámica poblacional de la plaga integrando las variables climáticas críticas para el desarrollo de esta especie -umbrales de temperatura y humedad-, caracterizando el paisaje preponderante de la región asociado a los huertos productivos hospederos primarios.
Puntualiza además que el proyecto abarcará estos estudios en cinco hospederos de alto interés productivo como son el cerezo, ciruelo, arándano, vid y frambueso, lo que cuentan con amplia distribución regional. “Este último punto es relevante debido a que la plaga es muy polífaga y se desconoce cuáles son los hospederos secundarios, silvestres y nativos, donde la plaga podría continuar su desarrollo y buscar sitios de refugio para sobrellevar la temporada invernal”, finaliza la investigadora.
Otra de las investigaciones del área tiene que ver con el proyecto FIC “Modelo de eco innovación agroalimentaria regional” que es desarrollado por el médico veterinario José Acosta, profesional del Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ICA3) de la Universidad.
Según explica José Acosta, el proyecto busca a partir de la eco innovación en la cadena agroalimentaria que articulan los restaurantes, generar una red colaborativa agroalimentaria regional que, bajo un enfoque de sustentabilidad, le otorgue competitividad a la cadena, ayude a la reactivación y genere identidad local, posicionando a O’Higgins como destino gastronómico.
“El proyecto nace de una necesidad de la Asociación de Emprendedores Gastronómicos Móviles e Itinerantes, ASEGMI, y a partir de un diagnóstico se identificaron 3 grandes áreas o ámbitos de problemas de la cadena: bajo capital social, baja competitividad e innovación”, explica el investigador. Agrega que, a partir de allí, se desarrolla una propuesta que, al considerar estas áreas, propone 9 tipos de soluciones con un total de más de 60 productos, entre los que se cuentan dos que actualmente no existen en Chile, como son el Centro de Interpretación Gastronómica y la primera Comunidad de Práctica Agroalimentaria, con sede física en el Campus Colchagua.
“Se cuenta con un equipo interdisciplinario interno y externo, que trabajará con criterios de co-creación, participación y ecodiseño o diseño para el medio ambiente”, señala José Acosta.
Explica que básicamente desarrollarán un trabajo, desde los productores a los consumidores, que reconozca el patrimonio agroalimentario y, por ende, valore lo local, prefiera la comercialización de cercanías y temporada y genere activación en los distintos territorios de la región. “Partimos de la base que nuestra región es riquísima en productos agroalimentarios, algunos patrimoniales como la sal de Cáhuil o Lo Valdivia, algas y mariscos, la quínoa y el cordero del secano, el chacolí de Doñihue, por nombrar a los más representativos. Será una verdadera ‘evangelización’ del buen comer, del orgullo de lo propio, de reconocer la triada: persona-producto-paisaje, generando de esta manera una identidad regional propia, ligada a nuestra comida y que involucre a todos los actores”, manifiesta el médico veterinario.
“Para la UOH y especialmente para el ICA3, este es un gran desafío por el amplio apoyo público y privado que recibió esta propuesta. Es un tema nuevo, donde todos aprenderemos y nuestra responsabilidad será sistematizar estos aprendizajes y generar los espacios, para que los actores se conozcan, desarrollen confianzas y se inicien procesos de crecimiento entre todos”, finaliza José Acosta.
Inversión Extranjera Directa
El jefe de carrera de Ingeniería Comercial, Álvaro Astudillo trabaja el proyecto «Academia IED para promover y escalar la innovación». Se trata de una iniciativa que busca generar competencias y servicios asociados a la atracción y mantención de la Inversión Extranjera Directa (IED) en la Región de O’Higgins.
“La inversión extranjera directa ha demostrado ser uno de los principales factores de crecimiento económico, innovación y diversificación de las economías modernas. La evidencia empírica e histórica muestra que, mediante esta vía, países como Corea del Sur, Irlanda, Holanda, Taiwán, Singapur, República Checa y una serie de países emergentes, han logrado dar saltos cualitativos trascendentales en umbrales de desarrollo económico, tecnológico y de bienestar para toda la población”, explica el docente.
El proyecto cuenta con el compromiso de colaboración de una importante empresa canadiense especializada en el tema de la atracción de IED, Research FDI, con experiencia en EE.UU. y Europa, junto con la empresa consultora Winnova, organización especializada en proyectos de desarrollo regional. “Se trata de un proyecto de innovación pública regional, cuyo resultado final corresponde a la instalación de una Academia IED en la Universidad de O’Higgins, cuyo propósito es instalar y fortalecer competencias y capacidades de autoridades y profesionales de la región para atraer y gestionar inversión extranjera directa”, señala el investigador.
Para ello, se plantean tres pilares que enmarcan la iniciativa: investigación, transferencia y difusión. “Las actividades de investigación están orientadas principalmente a determinar la oferta de valor regional y los factores de atractivo para inversionistas extranjeros, sumado al impacto que esta inversión podría tener en la región. En las actividades de transferencia de competencias se propone instalar las capacidades de atracción de IED dentro de los profesionales de la región, mediante cursos de capacitación, certificación, talleres especializados y laboratorio de proyectos de atracción de IED, los cuales finalmente darán paso a las actividades de difusión hacia la comunidad regional ampliada con el propósito de posicionar su importancia en el desarrollo regional”, agrega Álvaro Astudillo.
Producción de la Cereza
El proyecto “Transferencia y adopción de tecnologías para la gestión de riesgo en el proceso productivo de la cereza: hacia una agricultura de precisión para la Región de O’Higgins”, está a cargo del Dr. Cristóbal Quiñinao, académico del Instituto de Ciencias de la Ingeniería de la UOH.
La iniciativa nace desde las interacciones entre académicos del Instituto de Ciencias de la Ingeniería y actores del sector frutícola, tanto de las etapas de producción de frutas (Fedefruta) como de poscosecha (AgroFresh), y también con investigadores del Centro de Estudios Avanzados en Fruticultura (CEAF).
“Se trata de incorporar una visión ingenieril a una serie de problemas (oportunidades) con el objetivo de mejorar la gestión del riesgo en la producción frutícola, específicamente en el proceso productivo del cultivo de Cerezas”, enfatiza Cristóbal Quiñinao.
Además del Coordinador Cristóbal Quiñinao (ICI-UOH), el equipo de trabajo está compuesto por Michelle Morales (CEAF), Víctor Verdugo (ICI-UOH), Rodrigo Verschae (ICI-UOH) y Daniel Manríquez (AgroFresh).
Según explica el Dr. Quiñinao, se ha logrado identificar grandes dificultades para determinar o pronosticar los volúmenes finales de producción (pronósticos de cosecha), situación que puede resultar en serios problemas que afectan el proceso productivo en su totalidad. Una producción con alta incertidumbre afecta la toma de decisiones para las labores de producción (raleos, podas, cosechas, etc.), la adquisición de insumos, la contratación de servicios, la contratación de personas, la compra y aplicación de agroquímicos, entre otros, y todo esto es cuantificable en pérdidas económicas.
“La idea es centrarnos en la generación, transformación y adopción de algunas técnicas de agricultura de precisión AP, como el uso de sensores para la obtención de información, posterior procesamiento y modelamiento de sistemas biológicos, además de proponer cambios sencillos de ser implementados y con costos abordables por pequeños y medianos productores”, manifiesta el investigador.
Entre las oportunidades de mejora está lograr predicciones de cosecha más certeras, tanto en automatización del proceso considerando la modelización en base a la experiencia, procesamiento de datos en tiempo real e inteligencia artificial; desarrollar prototipos de captura de datos en base a sensores de bajo costo; generar una red de comunicación y respaldo de datos ambientales geolocalizados y temporales; y generar mapas de calidad de fruta en el interior de los huertos a partir de micro redes de sensores.