La crisis sociosanitaria ha afectado principalmente la vida de las mujeres, sostienen Irma Palma, académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile, y Carmen Andrade, directora de Igualdad de Género de nuestro plantel. Ambas plantean la falta de investigación en tiempo real sobre los impactos de la pandemia en la sociedad, cuestión crucial para diseñar soluciones, así como la falta de políticas de Estado que atiendan las necesidades que se han acrecentado en el actual contexto.
En el artículo “Impacto de género de la pandemia: ¿la respuesta pública ha estado a la altura?”, publicado en agosto del año pasado, Carmen Andrade, directora de Igualdad de Género de la U. de Chile, explica que los efectos generados por la pandemia del COVID-19 en la población mundial han sido abordados -en general- desde la intervención pública como si tuviesen un carácter neutral en términos de género.
Si bien aún no existe suficiente investigación, las experiencias de crisis sanitarias anteriores muestran que estos eventos profundizan las desigualdades y discriminaciones de género. Este impacto se traduce en aspectos como la profundización de la crisis en los cuidados, la precarización laboral y pérdida de fuentes de ingreso, el incremento de la violencia de género y mayores dificultades para denunciarla, y en los riesgos en materia de salud sexual y reproductiva. Por otro lado, estas condiciones se agudizan en los grupos de mujeres que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad económica, tales como las jefas de hogar y las trabajadoras de sectores informales o precarizados.
En ese sentido, Andrade plantea que “las políticas públicas desarrolladas en este período no han dado cuenta de esta situación, han desatendido los problemas y las necesidades específicas de las mujeres, contribuyendo con ello a mantener o incrementar las desigualdades de género preexistentes a la pandemia”.
Irma Palma, académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile, coincide con este diagnóstico y propone una sexta dimensión de la crisis, relacionada con la escasa presencia de las mujeres en las estructuras que toman decisiones sobre la respuesta a la pandemia, en lo nacional e internacional. “La exclusión histórica de las mujeres se observa en esta crisis nuevamente”, afirma.
Enfoque de género en las medidas
Tanto Andrade como Palma coinciden en que las crisis de género que se producen en pandemia se superponen a la condición previa de desigualdad de las mujeres, profundizándola. “Es crucial mirar la crisis desde la perspectiva de género. La pandemia ha evidenciado la urgencia y los fundamentos de muchas de las transformaciones sociales reivindicadas históricamente por los movimientos de mujeres y feministas, como la crisis del cuidado, que interpela sobre la necesidad de desarrollar nuevos modelos basados en la corresponsabilidad social, y termine con la desigual distribución del trabajo y el tiempo entre hombres y mujeres”, explica Andrade.
En el mismo sentido, Palma señala que las respuestas a las crisis deben estar asociadas a la naturaleza de las mismas: “tienen que ver en cuánto se pensó en el género para el diseño de esas respuestas, o cuánto se hizo para mitigar el efecto de la sobrecarga de trabajo no remunerado de las mujeres, o cuánto se hizo para reducir el efecto sobre el trabajo de las mujeres”.
Escasa evidencia científica
“Las crisis de las mujeres han sido insuficientemente evidenciadas. La que más evidencia ha tenido es la crisis económica. En las otras, ha sido muy débil la producción de evidencia en tiempo real”, comenta Palma, al momento de referirse a los estudios sobre mujeres en pandemia. Sostiene además que en la actualidad se carece de una agenda que pueda generar evidencia que confirme o pruebe lo que está ocurriendo en la vida de las mujeres.
Esta situación afecta la posibilidad de confirmar las hipótesis que se han planteado mujeres, feministas e investigadoras desde el inicio de la pandemia: “que se ha producido una crisis en temas reproductivos, abortos, embarazos. Esto tampoco ocurre en la crisis de la violencia, o en la crisis de los cuidados. Se podría haber hecho, hay investigaciones, pero no logran abarcar la importancia y la dimensión del fenómeno”.
“Es muy preocupante para el feminismo, conocer hoy día es crucial. Lo que hagamos o dejemos de hacer, y el conocimiento que hagamos en pos crisis, hará una diferencia sobre lo que puede hacer el Estado y las demás instituciones”, cierra Irma Palma.
Ana María Araneda
Dirección de Igualdad de Género
Universidad de Chile